miércoles, 15 de mayo de 2013

Un cuento de frutas

                                       “UN DÍA EN VILLAHUERTO”

 Hace un hermoso día en Villahuerto. Como todos los días de verano, Manzana, Tomate, Naranja, Kiwi, Cereza y Ciruela, se reúnen debajo de la casa de Calabacín para llamarlo e ir a jugar en Los Rosales, el parque de Villahuerto. Manzana llamó a la puerta de la casa de Calabacín... Toc, toc, toc... Calabaza, la madre de Calabacín, les abrió la puerta y dijo: -¡Calabacín! Son tus amigos. -¡Ya voy Mamá!-respondió Calabacín. Una vez estuvieron todos juntos, se fueron a Los Rosales. Estaban jugando a “Busca a Manzana” cuando Naranja se fijó en una larga fila de hormigas que paseaban afanosas y les dijo a los demás que miraran. Todos se quedaron mirándolas hasta que Kiwi dijo: -¿Por qué no las seguimos a ver adonde van tan cargadas? -Buena idea.-contestó Ciruela. -Sí, ¡vamos!-dijo Tomate. -¿Por qué no?-dijo Cereza. Y eso mismo hicieron. Al rato de seguirlas, Manzana dijo: -Puf, que cansancio. ¿Podemos parar? -Está bien...-respondió Kiwi- pararemos. Después de la breve parada, continuaron su viaje. Tras unos minutos siguiendo a las hormigas, apareció la hermana pequeña de Naranja, Mandarina. -Hola chicos,-dijo la recién llegada- ¿qué hacéis? -Seguimos a las hormigas-dijo Calabacín. -¿Puedo ir? -Sí, ven con nosotros. -¡Bieeeen! Siguieron caminando. Al rato, llamaron a Manzana por el Frutáfono: -Manzana soy yo, tu madre. Ven a comer, que ya son las dos y cuarto. -Ya voy mamá, ya voy. Y se fue a su casa. Allí, mientras comían, su madre le dijo: -Tu padre está otra vez de viaje y no viene hasta la semana que viene. -¿Otra vez? -Sí, otra vez. -Pues vaya rollo... -No te aburras todos los días, haz algo. -¿Como qué? -Pues no sé... salir con la bici, por ejemplo. Hace mucho que no la utilizas... -Tienes razón, hoy mismo saldré. Y eso hizo. Llamó a sus amigos y salieron todos. Y así, dando pedales todos los amigos juntos, llegaron a un lugar muy lejos de Villahuerto. Ese lugar tan extraño tenía tantos árboles como ninguno hubiera soñado nunca. Tan asombrados y maravillados estaban que no se dieron cuenta de que un pequeño ser les estaba siguiendo. Continuaron su viaje y descubrieron a una extraña fruta sentada a la sombra de un árbol. Esta fruta dijo algo casi imperceptible y se quedó dormida. Al rato, Manzana miró para atrás y descubrió al ser que les seguía. Entonces el ser trató de esconderse, pero Manzana le gritó: -¡Eh, tu! Ven aquí. El extraño ser le hizo caso y todos vieron que era un fruto seco. -¿Como te llamas? ¿Por qué nos sigues? -Me llamo Bellota.- Respondió el fruto seco.- Y solo quería saber si queríais ser mis amigos... -Claro, yo me llamo Mandarina.- Respondió la hermanita de Naranja. Uno a uno se fueron presentando todos. Siguieron todos su viaje, pero con un nuevo compañero: Bellota. Al rato vieron a Membrillo, un habitante de Villahuerto. -Hola- Dijo Calabacín. -¿Qué hacéis aquí?- Fue la respuesta de Membrillo. -Estábamos dando una vuelta con las bicis y nos encontramos con Bellota.- Dijo Manzana. -Este es un lugar peligroso chicos no deberíais estar aquí. Se dice que aquí habitan los Grasientos. Tened mucho cuidado. Y se fue... En ese momento caían de los árboles dos patatas fritas enormes. -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡CUIDADO!!!!!!!!!!!!- Gritó Bellota. -Vosotros os venís conmigo. JAJAJAJAJAJA.-Dijo una de las apestosas patatas. Y los cogieron a todos menos a Bellota que se había escondido detrás de un árbol. Bellota les siguió y llegó a un castillo enorme donde tenían en las mazmorras a sus amigos. Se coló por la puerta y le quitó las llaves a una hamburguesa que estaba durmiendo. Sacó a todos y se fueron a Villahuerto. Allí se lo contaron a todos y el alcalde Don Melón envió un ejército a derrotar a los Grasientos. Bellota se sentía fuera de lugar. La profesora Frambuesa, que no tenía hijos, le pregunto que donde estaban sus padres y el le dijo que no tenía. La profesora consiguió adoptarlo. Hoy ya han pasado dos semanas, Manzana y los demás fueron a buscar a Calabacín a su casa. Después fueron a casa de Bellota para llamarlo y salir a jugar.
                                                            FIN

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