martes, 8 de enero de 2013

Sueño


SUEÑO
Era de día, yo estaba en la calle.
Andando sin rumbo, tropecé con una cajita. La examiné muy de cerca hasta que me decidí a cogerla.
La caja era de metal plateado y tenía una pegatina en la tapa, un círculo rojo atravesado por una raya del mismo color y en el centro, una persona.
La abrí, dentro había unos 50 caramelos de dos clases, unos rojos y otros naranjas.
Me comí uno rojo, ya que es mi color preferido, de repente me empezó a picar la lengua, después toda la boca. Noté un pinchazo en cada ojo y descubrí que no necesitaba respirar ni parpadear.
Me guardé la caja en el bolsillo de mi abrigo y corrí a mi casa.
Por el camino descubrí que casi no se me veía.
Ya en casa me miré en el espejo del pasillo y grité.
Tenía los ojos rojos, los colmillos me habían crecido un poco, mi pecho no subía y bajaba, ni parpadeaba.
Pero algo sobresalía sobre todo lo demás: deseaba algo con todas mis fuerzas y eso era ¡sangre! ¡Sangre humana!
Solo me quedaba algo por comprobar. Corrí hacia mi habitación tan rápido que no tardé ni un segundo en llegar.
Una vez allí le di un puñetazo a la mesa y esta se rompió en dos.